En una sala de espera leo la historia de Hervé Joncour un comerciante de seda que realiza varios viajes a Japón. Lo curioso es que la historia me recuerda a un viejo amigo. Lo conocí a principios de invierno en una exposición de no me acuerdo quién, al otro día nos besamos, nos abrazamos y para el fin de semana ya me estaba despidiendo en un aeropuerto. -Es un dolor extraño – dice Hervé Joncour – morirse de nostalgia por algo que no vivirás nunca. Es un dolor extraño me digo a mi mismo en la sala de espera.